Eran aquellos tiempos
en los cuales mi sombra era mi única fiel compañera. Eran aquellos tiempos
cuando dormía entre pesadillas y vivía los sueños de muchos. Aquel tiempo en el
que el dinero nunca falto y el destino me entregaba hasta el más intimo secreto
de una vida de vanidades, lujuria y vana inspiración.
Existían pensamientos de un futuro mejor pero, ¿para qué lo
deseaba si tenía todo lo que el mundo deseaba? Crecí dentro de una burbuja, crecí
en un mundo ideal. Siempre veía el mundo desde las oscuras ventanas de vehículos
que muchos admiraban al pasar. Nunca vi el mundo, y no creo haberlo visto hasta
el día de hoy.
No sé cómo me enamore. No sé cuando me enamore. No sabía que
era el amor, lo veía como una falsa ilusión, como un cuento pasajero. El amor
no existía, el amor ni se contaba. Enamorarse era un error, enamorarse no era opción.
No sé como paso, pero hoy lo único que veo en mi mente es tu
rostro. Hoy camino riendo por recuerdos nuestros. Hoy, cuando me siento solo,
simplemente un abrazo tuyo toma mi cuerpo, esos que me das mientras
duermo. Antes el dinero me daba fuerza, me daba valentía. Ahora son tus brazos
mi refugio, mi aire, mi esperanza.
Debo confesarlo, he tenido miedo. Miedo tanto de perderte
como de tenerte. He tenido miedo de no saber que pasara en el futuro. He tenido
miedo de apegarme tanto a ti, que luego no pueda dejarte ir. Pero, no sé qué
sucede, solo te veo a ti y el mundo ya no importa más.
Una mirada basta para admitir que mi corazón late por ti. Tocarte me inspira. Besarte es mi debilidad. Tú eres una fuente de inspiración
que sobrepasa mi razón, mi entendimiento. Esa pasión que llena mi cuerpo, mi
mente y que me hace brincar al vacio de un futuro que no manejo, pero que a tu
lado se que será perfecto.
En este mundo, en esta vida, solo se que te amo.