domingo, 16 de julio de 2017

Bases, errores y perdones.

Hoy no puedo dejar de pensar en que hubiera pasado si te hubiera dado el amor que necesitabas, que merecías. No puedo dejar de pensar en que hubiera pasado si te hubiera tomado como mi soporte de vida, como mi fortaleza, o al menos si lo hubiera demostrado porque en mi vida sí lo fuiste. Fuiste esa persona que me acompañaba, que veía a mi lado.

No pense que te fueras a ir y ahorita con lagrimas en los ojos lo digo. Te extraño. Extraño lo bueno que tuvimos. Cuando eran risas y cariños. Lo siento.

Realmente lamento no haberte dado lo que esperabas de la vida y haberte hecho perder tu ilusión, tu vida, tu tiempo. Creo que si te lo hubiera dado, lo que deseabas, tal vez me hubieras dado lo que mi vida quería. Me diste mucho. Te di mucho.

Mi corazon se siente fuertemente al pensar que no fue suficiente. Y aunque sé que ya no hay alguna esperanza de recuperar lo que tuvimos, lamento haberte fallado como hombre, como pareja. Lo siento. Ambos fallamos y solo hablo lo que siento por mi cuerpo.

Lamento haberte dañado. Lamento haberte quitado la vida, el aire. Lamento no haber cumplido mi promesa en hacerte feliz. Lo siento, me he acostumbrado a fallarle a la gente que mas amo. Lamento no haber sido quién esperabas.

Espero en algún momento de esta vida o de la otra, pueda al menos sentir un abrazo de quien aún considero parte fundamental de mi vida, de quién aún extraño y aún amo. Espero verte en esta vida y en la proxima.

miércoles, 5 de julio de 2017

Realidad de la Generación Basura

Hay mañanas que con este frío amanecer me despierta la mente y me ubica de una forma muy realista en la plazoleta central de la ciudad. Una ciudad en los aires en donde no veo más que una cruda realidad que se distancia mucho de mi visión actual de vida, de mundo.

Es realmente impactante como la generación que me comparte edad, vive para dejar un legado de egolatría y egocentrismo. Una generación que vive por sus sueños propios pensando que son los mas especiales de la historia, sin analizar mas allá de su propio cerebro que el resto de sus compañeros de edad también comparten esos sueños.

No son tan especiales como se creen. No son tan especiales como se ven en el espejo al despertar. No son tan dichosos como creen, o tal vez si lo son, al tenerlo todo a su alcance sin el mayor esfuerzo real.

Y es aquí en donde despierto del sueño y me doy cuenta que soy parte de una generación egolatra que vive una visión de mundo en donde se llenan sus caprichos, pero no las necesidades de los de más. En donde solo sus experiencias importan, a costa de lo que sea, sin importar nada, no son parte de nada mayor, de nada más grande.

Cparichos llamados sueños. Egolatría como centro de vida. Egocentrismo como modo de vida. Detestable momento de la historia. Detestable legado que dejará una generación con un cerebro vacío, que no ha vivido por mucho, ni luchado por algo, que no es parte de nada mayor.

Gustos, caprichos. No interesa. La burbuja estalló y nos ha tirado en un mundo que parece no valer la pena mirar.

Un mundo en donde se prefiere un capricho a ayudar a alguien a formar su vida, un mundo en donde se prefiere lo material a ver pequeños pasos y primeras palabras.

NO se a que punto ha llegado la sociedad en comparar a un animal con ropa con un niño con un futuro brillante que puede ser forjado para ello. No se a que punto llegamos al siquiera considerar una analogía inteligente referirse a una mascota como a un hijo.

Ya poco nos importa formar parte de algo mayor que los sueños de cada cabeza. Creo que me equivoqué de generación. Me equivoqué al pensar tanto. Me equivoqué de fecha de nacimiento. Me equivoqué de momento.

Nací en un mundo desleal, egoísta y sin humildad.