domingo, 30 de abril de 2017

Siempre esta ese amor de fondo.



Siempre está ese amor de fondo.

Aunque hayan pasado años y relaciones de por medio. Hay un amor que nunca termina. Aunque sea solo una ilusión al final.

Se extrañan los primeros nervios al tocar una mano, que luego le tocaría el corazón a uno.

Es nostalgia. Todos hemos tenido ese amor. No se trata de no haberlo superado, sino de lo apasionado que fue, y esa pasión cuesta recobrarla.

Y después de eso, no volvieron a amar de la misma forma. Es nostalgia por lo que sentí, no por la persona como tal. Por el momento. Por lo que significo. Por lo que la pasión me llevo a hacer en su momento. Por darle la espalda al mundo por darle la mano a él.

Solo el tiempo va a curar eso. No se olvidará. Nunca se olvida. Pero si se cura la separación.

Yo estaba vivo. Escribía. Reía. Tenía una mirada con esperanza. Y todo empezó con una mirada. Esa mirada al final de la mesa, en esa cena al aire libre en una noche nublada. Solo la luz tenue te iluminaba el rostro. Luego de eso, lo único que supe hacer fue salir de ahí y besarte. No supe controlar mi corazón. Contigo nunca supe como hacerlo.

Solo he amado a una persona en mi vida y esa persona fue él. Y no creo que después de tanto él sienta lo mismo. No todos sentimos igual. No todos somos honestos para con lo que sentimos.

Y luego de ello, mi esencia murió. Murió e intenté revivirla bloqueando su muerte, sin darle vida, sin darle espacio, sin darle inspiración. Intenté bloquear su muerte manteniendo mi mente en otro mundo y no en el suyo. He ahí mi gran error: evadir lo que sentía por miedo a sentir.

Que es lo que en este momento necesito: sentir. Sentirle. Sentir su ausencia. Su vida. Sentir mi corazón solo. Sentir el viendo a mi alrededor recorriendo los largos caminos de la vida. Sentirme a mi mismo para luego sentir a alguien más.

Y claro que sí renacerá. Noches cómo está ayudan a sanar y superar. Es cuestión de tiempo y escribir mucho.

Es cuestión de aceptar que mi vida cambió. Que esa pasión no se recupera bloqueando al sentimiento. Al miedo.

Y es que es entre tanta nostalgia que vuelvo a verte en las peleas, que vuelvo a detestar todo es que hiciste, que vuelvo a odiarme por todo lo  que te hice. Es en ese momento en el que el sentimiento cambia. Cambia porque si te veo herirme, hacerme sentir dolor.

Y es entonces que logro sacar fuerzas para darme cuenta que no eras lo que pense. Que esto es la nostalgia por lo que pudiste ser, pero que no eras mas que una simple ilusión. Por lo que, al final de la noche, seguiré solo sin la misma personalidad que te caracterizó.

Por lo que sí, extraño los mejores momentos. Las risas, tocar tu piel, besarte, reír juntos, cuando me pediste que nos casaramos aunque no iba a significar nada. Lo sé. Extraño esas cosas, lo bello que significaron para mí. Eso mismo. Esa ilusión. No la persona. Lo confirmo.

Y es aquí donde empieza el sanamiento. El proceso de cicatrizar. Darme cuenta que aunque te ame tanto que le di la espalda al mundo, que deje mi vida por ti, que te daría todo de nuevo, que aunque te amo, no eres para mí. No soy para ti.

Y aunque me duela admitir que aún te amo. Que aún te daría mi último aliento solo con tal de vivir nuevamente esos momentos mágicos y que con la experiencia que tenemos hoy en día pudieramos hacerlos realidad de nuevo. Duele. Duele admitirlo. Me da miedo hacerlo.

Pero lo siento, lo siento en mi corazón. Por estos años lo he sentido y lo he bloqueado y no. No puedo hacerlo más. Te amo. Te amaré por siempre. Amaré tu recuerdo el resto de mi vida. Amaré como me enseñaste a amar y a llorar en una misma relación. Amaré como me enseñaste la inspiración justo antes de pensar que te odiaba. Amaré tu piel y el rozar con ella. Amaré darte la mano mientras manejabas y yo iba a tu lado. Amaré tu corazón, tus risas, tu vida.

La imagen puede contener: bebida e interiorTe amaré por siempre pero nuestro amor se dió en un momento no justo. No correcto. No se que hubiera pasado si nos hubieramos conocido en este momento. Con más madurez que siendo un par de niñatos como en ese momento.

No supimos manejar tanta pasión. Tanto amor. Tanta crueldad. Tanta vitalidad. Aún no sabría como hacerlo pero si me quedaron tus enseñanzas. Lo que aprendí de amarte, odiarte, tenerte y perderte.

Siempre me quedarás. Quedarás en mi mente. Pero es hora de sanarte, de hacerte ilusión. De sentirte. De dejarte ir. De dejarte descansar en paz.

Es mi hora, mi momento de sentir. Luego podré amar de nuevo a alguien y que con lo que me enseñaste, saber como realmente amarle cada detalle, cada error, cada cualidad, cada cosa de su vida, de su cuerpo, de mí para con él.

Te amaré por siempre pero ahora te toca descansar...