domingo, 5 de junio de 2011

Carta a un martir

Es lamentable ver como la conciencia humana de muchos costarricenses esta varada en la estática mental, perdiendo la solidaridad y la tolerancia, viviendo sin valores humanos. Es lamentable como el mundo sigue su camino ante hechos que nos dejan sin palabras, que nos dejan con un gran sin sabor en nuestras bocas; hechos como el suscitado la madrugada del sábado en la que un joven de tan solo 21años vio como un criminal le negaba su derecho a vivir. Sin hacer referencia a su sexualidad, era un joven con un futuro prometedor, pero más allá de ello, era un ser humano quien fue baleado y a quien le han borrado sus sueños.
Vivimos en un país de derecho, según dicen las leyes. Vivimos en un país de paz, según predica el discurso del gobierno, pero esta pasada realidad está cambiando. Cada vez vemos más homicidios en nuestras calles. Cada día que pasa, caminamos con mayor temor por nuestro país. ¿Qué ha pasado con la Costa Rica de paz y amor que existía antes? Es aquí donde se acaban las palabras para nombrar lo triste y decepcionado que me siento de mi país, de mi gobierno y de muchas personas que nos rodean. Ya han muertos muchas personas en las calles por simple gusto de los criminales que siguen libres. En este momento una familia sufre la pérdida de un hijo. En este momento una comunidad entera extraña las sonrisas de esta persona. Pero no hacemos nada por cambiar nuestro destino, por volver a encaminar a esta sociedad que ha perdido sus valores y que quienes dicen defenderlos, se escudan bajo ideologías ultraconservadoras y discriminadoras.
No entra en mi pensamiento ciertas posturas de personas que han hecho comentarios discriminatorios y de odio ante la muerte de este joven, justificándola simplemente por su orientación sexual. ¿Qué tan enferma debe estar una sociedad que justifica la muerte de un ser humano por su sexualidad? No es posible discutir dicho punto. La muerte de un ser humano, de un joven costarricense no es algo que debería de pasar desapercibido, no es algo que deberíamos de simplemente mirar en los sucesos mientras almorzamos o cenamos sin siquiera sentir un poco de tristeza por su familia o su persona. Es lamentable y me resulta repugnante la postura de muchas personas ante esta muerte. La vida de un ser humano no tiene precio, nombre o categoría, no somos un producto, somos irremplazables.
Es cierto que muchos han muerto, que él no es el primero. Pero antes de utilizar esta escusa deberíamos de analizar esta misma frase. El no es el primero. Este caso se puede seguir repitiendo, inclusive involucrando personas de nuestra familia o nuestros allegados más queridos. Este fue un hecho que no está aislado. Ya muchas madres y padres han llorado a sus hijos por homicidas. Por un celular, por una bicicleta, a la salida de su trabajo o cuando hacen ejercicio, el hampa nos esta quitando a nuestros hijos, hermanos, padres.
No espero un cambio de la sociedad. Espero un cambio de al menos una persona que lea esto y de verdad sienta en su corazón la preocupación que sentimos muchos por este mundo, este mundo que pone precio a la vida de una persona. Este no es el país de paz que predican muchos. Esto ya es un campo de batalla en el que los inocentes sufren y mueren.

1 comentario:

  1. La definición de ser humano es guerra ¿no? Basta decir que la paz humana no existe.

    Hace pocos años se ha comenzado a revelar la minoría contra ellos que viven una religión fundada hace más de dos mil años, lo que más me molesta es que se apegan tanto a lo que leen, que lo que más infunde ese libro es ignorancia ante lo que está fuera de él. Y las ganas que arden por NO dejar que esa ignorancia se apague.

    La sociedad. El ser humano. Las "reglas". 3 combinaciones caóticas......

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