viernes, 5 de agosto de 2011

Sueño con tu sonrisa traviesa

Y allí estábamos los dos, mirándonos a los ojos. Esas miradas que olvidan al mundo, que simplemente paralizan al tiempo. Bajo la luz de una pequeña candela, esa luz que acariciaba tu rostro con el cariño que veía en tus ojos, esos ojos negros en los que podía ver que era yo quien estaba en tu corazón. Esos ojos que me hacían tocar tu corazón, sentirte sobre mí.

Te deseo a morir. Sé que eres todo y mucho más de lo que siempre pensé. Tus ojos llenan un vacio que el destino tenía preparado para que fuera tuyo. Quizá fue coincidencia encontrarme contigo y dormirme en tu pecho. Sueño con tu sonrisa traviesa. Nada se compara a mirarte a tus ojos, tocar tu corazón y ver mi futuro reflejado en el tuyo, como al caminar junto al mar y verte a ti. No logro superar tu sonrisa, tus ojos; tu boca y tus besos desordenan mi cabeza.

Desde que te conocí, desde que te bese, desde que recorrí tu cuerpo y te mire a tus negros ojos, llenos de vida y amor nada se compara a ti. Sé que pronto estarás en mi camino, se que pronto veremos el amanecer sentados en la arena, ese amanecer que es hoy mi nueva inspiración para verte a lo lejos, para besarte y para tenerte en mis brazos.

Todo me gusto de ti, tu risa y tu belleza me llenan, entran y me traspasan cualquier barrera, no hay nadie como tú. Eres todo y mucho más de lo que siempre me imagine cuando te veía a lo lejos. La mañana más dulce fue verte a mi lado, ver tu torso desnudo, fue inspiración, fue una fuente de mil palabras con las que nunca podre terminar de describir todo aquello que sentí.

Yo sabía que tus ojos me hablarían y me invitarían a sentir tu cariño hacia mí. Tu mano, tu sonrisa, tus ojos a la luz de esa pequeña vela, esos momentos que tocan mi sexto sentido. Fuiste directo a mi corazón, como un tren a una estación, lleno de cariño, risas, besos y adicciones más allá de lo que puedo y logro escribir. Simplemente, nada se compara a ti.

Espero escribir mientras te vea a caminando en la playa, en ese primer amanecer del resto de la vida que me desearía tener.

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