viernes, 4 de noviembre de 2011

Soy un hombre por fuera, pero un niño con miedo por dentro.


Bajo esta nublada y oscura noche lo admito: No me logro entender cuando me sumerjo en mi mente llena de tinieblas, fantasmas, fantasías y sueños. La vida no ha sido justa durante el último año y medio. Quien, lamentablemente, me gustaría sacar de mi vida, no se va. Y quien nunca quiero perder ha estado sentada al lado del abismo una, y otra, y otra vez. Charlando con la muerte, con mis fantasmas, con mis falsas esperanzas de un futuro tranquilo.

Hace mucho perdí la inocencia. Hace mucho deje la infancia. He luchado en esta vida. He sudado por trabajo, por vivir. Llorar es común en mi vida. Sentir miedo es diario, sentir terror en cada momento, en cada paso, es mi castigo. Lo sé, pero no logro entender.

Por más que trato de escuchar al mundo no lo logro comprender. Por más que trato de buscar esa luz, aun no llega. Sé que ella está en mi vida, y yo en la de ella. Sé que me ama, que está orgullosa de mí. Sé que podría morir tranquila pero yo no sé si yo lograría vivir tranquilo.

No soy de esos que se echan a morir. El coraje es una cicatriz que los caminos que he tomado me han dejado por todo mi cuerpo. ¿Coraje o machismo? No lo sé. ¿Coraje o terror? No lo sé. Soy un niño asustado que busca esconderse de sus problemas. Soy un hombre que ve a la muerte a los ojos, y la trata como a una cualquiera. Tengo miedo pero no lo demuestro. Tengo terror pero nadie lo sabe. A todos le importa poco, a nadie le importa mucho.

Es fuerte lo que siento. Es dañino lo que vivo. Por momentos lo dejo de pensar, por momentos escapo a la realidad, pero la muerte nunca se separa de mí y mis fantasmas me agobian todos los días.  Estoy enojado por el miedo. Estoy furioso con la vida por miedo.

 No sé qué significan las señales que la vida me está dando.  Sé que soy imperfecto, que mis errores saltan a la luz ampliamente. Sé que busco cualquier esquina para descargar mi ira, mi miedo. En silencio, la muerte me mira desde ese rincón en mi casa. Tengo miedo de que se haga realidad. Tengo miedo de que mi miedo ya no exista. Tengo miedo de vivir después de la muerte. Tengo miedo de cómo vivir después de su muerte. Sé que morirá, pero nunca estaré listo aunque lo aparente. Soy un hombre por fuera, pero un niño con miedo por dentro. 

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